Entrevista a Leornardo Rossi

No entiendo lo ambiental como un compartimento separado de lo humano en sentido colectivo

 

 

Leonardo Rossi tiene 29 años, es periodista y comunicador social. Nacido en Catamarca, desde 2013 vive en la ciudad de Colonia Caroya, norte de Córdoba. Realizó una investigación sobre el modelo agrario en la provincia de Córdoba, a la que tituló “Córdoba respira lucha”. Es un libro que refleja el impacto de los agro-negocios y un manto de esperanza en alternativas de producción.

¿Cómo comenzó tu interés por las problemáticas ambientales?

Desde antes de decidir ser periodista, me interesaban los temas ambientales, siempre desde un anclaje social. Ya en mis inicios formativos como periodista comencé a indagar en estos temas, entre otros, pero fue durante una pasantía en el diario Página/12, que de una forma u otra el camino que se presentaba/buscaba, se centraba en temas vinculados al impacto del extractivismo, principalmente en comunidades indígenas y en obreros rurales. Algunos casos, vinculados a la explotación laboral en las empresas semilleras me marcaron, al igual que conocer de primera mano la realidad de comunidades indígenas de Formosa, brutalmente avasalladas en sus derechos. Pongo estos ejemplos, ya que grafican claro esta idea de lo ambiental en vínculo indivisible con lo humano, que es justamente lo que el pensamiento hegemónico colonial ha buscado desprender. Quiero dejar claro que no entiendo lo ambiental como un compartimento separado de lo humano en sentido colectivo.

Luego de esa etapa, seguí como colaborador en ese diario y otros medios, donde fui profundizando mi interés en estos temas, con un enfoque central en los impactos del modelo de agronegocios.

 ¿De qué se trata tu compromiso con la agroecología en Córdoba?

Desde mi actividad periodística vengo registrando experiencias productivas definidas como agroecológicas, y también dando cuenta de los diversos espacios académicos, institucionales y de consumidores que apuestan a este tipo de propuesta. La agroecología es mucho más potente que producir sin agroquímicos, tiene que ver con una apuesta de largo alcance político, social, cultural. Producción diversificada, aprovechamiento de recursos locales, ciclos cortos de venta, cooperación, lazos solidarios de intercambio de experiencias, confianza entre productores, técnicos y consumidores más allá de los sellos institucionales. En ese sentido, es interesante saber que hay muchas experiencias campesinas que no se definen como agroecológicas, pero que por generaciones vienen dando cuenta de esta práctica. También mi trabajo periodístico pasa por visibilizar ese diálogo y recreación de y con las culturas originarias.

Contanos  un breve resumen de Córdoba respira lucha.

Va un resumen por bloques:

I- Bosques: Se retrata el impacto del desmonte en la Provincia de Córdoba a lo largo del siglo XX, pero con énfasis en lo ocurrido de los setenta para acá, avance del modelo sojero mediante. Se combinan datos científicos con entrevistas a investigadores, y casos testigos del impacto de la deforestación, como 'Candonga'.

II- Aire: Analiza el impacto del uso masivo y descontrolado de agroquímicos en la salud. Otra vez los casos vistos en el territorio (Ituzaingó Anexo, Barrio San Antonio, Monte Maíz, Villa Ciudad Parque, Villa Dolores, Malvinas Argentinas), se cruzan con entrevistas a científicos como Fernando Mañas del GEMA (UNRC).

III- Tierra: Pone el énfasis en el impacto social del avance del 'agronegocio' retratando casos emblemáticos de resitencia a desalojos desde los sitios afectados (comunidad de El Chaco, Ramona Bustamante, Familia Olivera-Elcano, comunidad La Libertad, Lidia Ozán). También, junto a datos estatales aparece la voz académica, centrada en los análisis de Sabrina Villegas Guzmán, cuyas tesis de posgrado se abocaron a esta problemática en el norte cordobés.

IV- Otros mundos: Retrata experiencias que promueven otra forma de vincularse con la tierra. Desde la CLAYSA de la UNC, a las Ferias Agroecológicas y experiencias en territorio de agroecología.

¿Qué fue lo más complicado que tuviste que pasar a la hora de recoger material para la investigación? ¿Pasaste por episodios confusos? ¿Algún tipo de amenaza para que dejaras de investigar?

Lo más complicado tiene que ver con poder sostener un trabajo intenso de investigación cuando uno no tiene todos los recursos que lo permiten. El escenario laboral para los periodistas no está nada fácil, hay una gran precariedad y trabajar sobre estos temas implica muchas veces, o al menos en mi caso y de tantos colegas cercanos, hacer investigaciones sin ningún tipo de financiamiento. Cuando el trabajo requiere ir a los territorios esto no es tarea fácil. Sin la solidaridad de muchas organizaciones, que ayudan a costear viajes, prestan sus casas para pasar la noche, esto sería imposible en mi caso. Respecto a casos de amenaza, por suerte no tuve que pasar. Más allá de discrepancias o comentarios contra mi persona que puedan hacerle llegar a uno de sectores que no comparten lo que uno publicó, no tuve que padecer nada extraño. Pero el hecho de que no abunden espacios para tratar estos temas en los medios que sí tienen recursos para investigar me parece que es un tema que muchas veces dejamos pasar y es una limitación indirecta a las y los colegas que denuncian estos temas.  

 ¿Que son los agronegocios?

El agronegocio es un modelo económico-productivo que se centra en los aspectos transables, rentísticos que pueden surgir de las producciones agropecuarias por sobre sus impactos sociales, sanitarios y ecológicos. La gran estrella de este modelo en Argentina, que debe pensarse inserto en el intercambio de commodities a escala internacional, es la soja transgénica, que ocupa más de la mitad de la superficie cultivada del país, con las consecuencias largamente denunciadas por organizaciones sociales, comunidades campesinas indígenas, académicos. Pero, justamente, hay que comprender el modelo, los aspectos sistémicos, para poder al menos pensar en desentramarlo más allá del producto clave (que no dejo de remarcar es por demás importante). 

¿Cómo ves el panorama actual respecto  a la concientización  ambiental?

Puedo hablar sobre todo de Córdoba, que actualmente es donde centro la mayor parte de mi trabajo. Hay un grado importante de ‘tematización’, es decir de poner en agenda pública (medios de comunicación, sectores del Estado, organizaciones políticas), respecto a cuestiones como el impacto en la salud de los agroquímicos. Eso fue un largo proceso (por lo menos quince años) de denuncia de comunidades afectadas en sus cuerpos, de colectivos que por diversos caminos (acción directa, denuncia judicial, exposición mediática, reclamos administrativos) han logrado penetrar con sus reclamos la agenda universitaria, de los tribunales, de algunos actores estatales. Hoy esta temática tiene, con no pocas dificultades, con idas y vueltas, un grado de visibilización  importante. Sin todo ese trabajo de conciencia, que surge de largas luchas, como Ituzaingó Anexo, entre tantas otras, no puede comprenderse el notable apoyo, al menos en la opinión pública, que recibió el bloqueo que terminó con la expulsión de Monsanto.

¿Que aspectos consideras que hay que reforzar para que se produzca esa concientización?

Creo que hay que trabajar más en fortalecer la comunicación sobre estos temas en los grandes sectores populares, que a fin de cuentas son los más afectados por las externalidades del modelo agroalimentario, sea de forma directa en el campo o zonas periurbanas o vía consumo de alimentos de baja calidad. Ahí hay un gran desafío que entiendo aún desde la comunicación estamos lejos de dar avances significativos. Me parece que hay que lograr fijar formas de disputar comunicación en esos territorios, no sólo con espacios como los alternativos y comunitarios, que son muy importantes, pero me parece que urge alcanzar un mayor impacto.

Como comunicador social ¿Cuál es tu perspectiva respecto al rol de los medios y problemáticas ambientales?

Hay un gran reto que es poder instalar estos temas como centrales en la agenda de demandas ciudadanas de los sectores populares. Está claro, que un contexto económico como el actual dificulta pensar en cuestiones más allá de la urgencia de alimentarse a como dé lugar, bajo los patrones culturales del ‘supermercadismo’. Es difícil pensar en una dieta con alimentos saludables, y todas las implicancias de este modelo productivo cuando apenas se puede llenar el plato, pero también este escenario puede habilitar la reconstrucción de lazos entre productores, con los pies en la tierra, y consumidores de alimentos, y no de meras mercancías. En ese sentido, desde el periodismo tenemos una gran tarea a construir, desde nuestro oficio podemos aportar a hacer menos lejanas esas distancias impuestas.

¿Cómo definirías a rdoba respira lucha? ¿Por qué lo recomendarías?

“Córdoba respira lucha” es un trabajo periodístico que expresa una fuerza colectiva que está diciendo “otra agricultura es necesaria y urgente”. Son fotografías que se contraponen a las publicidades que muestran que para algunos “el campo” es prosperidad, confort y abundancia. Y por supuesto, es un camino de esperanza, de saber que la lucha siempre tiene por delante la construcción de otro mundo posible.

 

 

 

 Por: Georgina Acevedo

 Colaboradora de Conciencia  Solidaria,

 Área Prensa.                  

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